lunes, 12 de diciembre de 2016

Pienso, luego sufro


Pienso, luego sufro

Paula Giménez Martínez, 3º ESO



Llueve, llueve, llueve como si las nubes sintiesen su dolor, como si las calles de Berlín fuesen su alma, la cual poco a poco va pisando, despedazando, mojando y destruyendo.

¿Que por qué está así? Es muy sencillo. Piensa, piensa demasiado, es inteligente y ve cosas que la gente no ve. Ve la pobreza, ve la destrucción, ve el hambre, la guerra, la hipocresía, la maldad; ve cómo el mundo va poco a poco siendo destruido por seres que la necesitan para vivir. ¿Tendría algún sentido quemar tu propia casa? ¿Y romperla? ¿Tendría algún sentido ir poco a poco destrozando las paredes? No, no lo tendría; entonces ¿por qué, por qué los humanos maltratamos tanto el mundo que nos da la vida? ¿Por qué? ¿Por qué no pensamos?

Por eso sufre, y es que no entiende por qué.

Y lo peor es que no es algo ajeno, es algo que sucede en su propia vida, ¡en su propia casa! Su madre tira las colillas al patio de su casa, su padre deja la basura al lado del cubo, ni se molesta en meterla dentro; y sí, pueden parecer cosas simples, mundanas, pero ¿y si no fuese así?, ¿y si cambiasen las cosas? Siempre que lo piensa sus ojos se iluminan y la esperanza llega y empieza a ver las cosas buenas. Por la lluviosa calle de Berlín parece que algo resurge de sus cenizas y comienza a ver cosas buenas, pero siempre, siempre, siempre ocurre lo mismo, la tragedia llega, los pensamientos resurgen y todo porque alguien, hombre o mujer, niño o niña, tira algo al suelo: un cigarrillo, un papel, ¡incluso un chicle!, y la desesperación renace y vuelve a su angustia.

Continúa andando en busca de alguien, alguna persona que le salve de esta amargura que le come por dentro, pero no hay nadie, nadie que pueda salvarla de la realidad.

Entonces se detiene un momento y piensa, sí, piensa más y se pregunta: ¿por qué ahora?, ¿por qué antes no se daba cuanta de estas cosas?

En su niñez todo estaba bien, no pasaba nada si la gente hacía cosas malas, nunca pasaba nada, todo era perfecto y… ¿por qué ahora?, ¿por qué sufre?, ¿se habrá explotado la perfecta burbuja en la que vivía? Eso parece…

Y ¿cómo es posible que nadie más lo vea?; espera, ¿nadie más lo ve? La locura llama a su puerta y no puede más, no aguanta más. Va a explotar de un momento a otro, entra en un bucle, lo mismo de siempre, y tiene que gritar, lo tiene que soltar, y…

Grita.

De repente la calle tranquila de Berlín se gira a observarla…

¿Cómo puede ser que con tan solo 15 años vea las cosas tan obvias que la gente ignora?



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