lunes, 30 de noviembre de 2015

Cómo elegir…


Cómo elegir…
Díptero impertinente y La niña lluvia

—Cariño, ¿comemos juntos?
—Mmmm, vale… Sí. Acabo a las 14:00. ¿Dónde quedamos?
—Me han dicho que en la glorieta Los cuatro caminos hay varios donde elegir.
—¿Ahí no estuvimos hace años?
—Sí. Pero me han dicho que hay más ahora… No sé. Es ir y ver…
—Vale.
—¿Quedamos en la boca de metro de Callaos?
—Sí. En 1 hora.

Sesenta y cuatro minutos después…

—Mira, creo que ese es en el que estuvimos aquella vez.
—No fue tan bueno, ¿verdad?
—Pues aún resiste.
—Creo que nos lo recomendaron José Mª. y Ana, que decían que era un poco caro, y había que ahorrar, pero que merecía la pena el sacrificio. Que si la calidad era extraordinaria, que si el trato…
—Sí, y me acuerdo de que no respetaron el menú y nos cambiaron el jamón por lomo, y no sé qué más cambiaron.
—La fachada era muy bonita pero luego por dentro no era para tanto.
—Y la comida no estaba mal, aunque tampoco para ese precio. Se pasaron un poco.
—Y ¿lo del vino? Que en carta pedimos un Matarromera y nos traen un Fila…no sé qué, ¿cómo era?
—Sí, sí. Era uno que, vamos, ni punto de comparación… ¡Filarmónica!, se llamaba. Y nos decía el tío que se le había agotado el ribera y que este era un descubrimiento, desconocido y que un sumiller alemán lo calificó con 97 puntos en La Guía Lerverkofg.
—No teníamos que haberlo pagado.
—Tampoco es eso. Es solo que para otra vez no sé si nos arriesgamos…
—Bueno, y ¿aquel?
—No sé. Estaba ya otra vez pero no entramos. Me ha dicho Jaime algo de que mucha propaganda y postín pero que se queda en nada. Además, este se anuncia en la radio, en webs de estas de restaurantes… Pero dice Jaime que vino una vez y que el menú tenía un precio pero que era sin IVA y de eso te enteras al final, claro; además no incluía bebidas ni postre ni pan,  con lo que el precio llama la atención pero al final pagas más. Y encima la ensalada y el vino eran básicos y te recomendaban otras mejores pero pagando, claro; y una carta de vinos aparte que tampoco estaba en el menú.
—Pero hay gente, ¿eh?
—Sí. A mí al ver el precio y tal me llamó la atención, pero al contarme Jaime eso ya no sé… No sé. Igual están por costumbre. Eso pasa. Estos dos eran los que había siempre en esta glorieta. Si quieres probamos.
—Vamos a ver ese otro, no hay prisa.
—¿Prisa? No, solo unos meses.
—Mira, este parece una mezcla de comida sudamericana y china, y aquí pone picante.
—Cariño, yo lo veo muy extremo, mi estómago ya sabes que no soporta esto.
—Pues quedan dos.
—A ver este. Mmmm, la verdad es que tiene unos precios impresionantes. Casi te diría que veamos el otro porque no me lo creo.
—Mujer, lo que pone ahí. ¿Por qué no te lo crees?
—Eso lo hacen muchos y luego te cobran más por lo que sea: servilleta, palillos, ir al baño, jabón y papel…
—Aquí pone Menú por 5.95: ensalada, primer plato, segundo plato, tercer plato, bebida, postre, café, puro y sofá.
—Es que es imposible, vamos al otro.
—Pero, espera. ¿Por qué no entramos? A veces desconfiamos por sistema. Gente hay. Yo probaría.
—Yo no. Pero ¿de verdad te crees eso? ¡A saber de dónde viene la comida! No pueden ganar dinero ofreciendo todo eso de manera normal.
—¡Mujer, no creo que los puros sean cubanos!
—Paco, pareces tonto. ¿Tres platos? Ni un chino te da todo eso a ese precio.
—Yo creo que quieren ganar poco y atraer clientes y salir adelante en la vida trabajando, y no robando. ¿Tú sabes lo que ganan estos solo en la bebida? El clavo está ahí. Te cobran por una cerveza dos euros, y le ganan un 150% del valor. Y si no el vino. Solo con que se ajusten un poco más… Y si no el arroz… ¡Cuando hacen paella hay sitios que te soplan 8 euros por plato! ¡Arroz! un paquete te cuesta 1 euro. Dos pedazos de pollo, 50 céntimos. Una tira de pimiento, 5 céntimos. Cinco garbanzos, cinco gramos de tomate… A ver, ¿dónde están los 8 euros?
—Bueno, vamos a ver el último…
—¡Ah, sí, este! A ver: Jaime no ha estado, pero dice que ha oído hablar bien, que parece que tenga buen ambiente y que lo único es que la comida es como de temporada, no es una cocina muy definida, muy fija.
—Se ve gente dentro y buena pinta tiene. A lo mejor están probando qué platos prefiere la gente para luego elegirlos y poner precios definitivos.
—Eso no me parece bien. Tendrían que definirse.
—Pues a mí sí. Están sondeando para saber qué quiere el cliente y poco a poco mejoran.
—Eso es hipocresía. Traición.
—Pues yo lo veo adaptación a los cambios. Inteligente. «¡Be water, my friend!»
—No sé. Estoy mirando y pone Menú tres platos a elegir, pero ¿a elegir entre qué?
—No está muy claro pero el precio tampoco está mal.
—¿Cuál elegimos?


Me dirijo a usted o La confianza en el progreso


Me dirijo a usted o La confianza en el progreso
La niña lluvia


1) Disculpa, pero el otro día me mandaste una medicación y acabo de ver en internet otra igual pero más barata. ¿Me lo puedes aclarar? Otra cosa, me he informado y tenías que haberme explicado más detenidamente de que me ibas a introducir la sonda esa por la nariz, porque desde luego yo me hubiera negado, faltaría más. No lo hice porque no podía ni moverme cuando ya me habías metido parte del cable ese, y yo pensaba que era normal, pero por lo que me cuentan no siempre es como lo hiciste tú y otros médicos tienen más consideración. No pretendo darte lecciones ni nada, pero creo que deberías pensarlo y planteártelo. Somos personas ante todo. Y yo no me sentí persona, faltaría más.

2) Buenas tardes, ante todo:
El otro día me vine con la dieta que me hiciste. Soy Josefina Triveca Relaño. El caso es que miré una cosa que había escrita que ponía que tomara los hidratos de carbono, pero una amiga que entiende me decía que eso son azúcares y que voy a engordar. No sé si es que me lo pusiste equivocado o es que mi amiga no me lo ha explicado bien. ¿Podría contestarme cuanto antes para poder empezar a tomar la dieta? Tengo necesidad.

3) Hola. Quiero decirte que el otro día mi hijo quedó para hacer un trabajo con un grupo de la clase para su asignatura y quedaron en casa de uno pero a mi hijo no le avisaron y preguntó y no le decían dónde quedar y no pudo hacer el trabajo por esa razón y creo que usted le va a poner un cero. Quiero que lo sepas porque es importante que un alumno no sea minusvalorado por la sociedad y todos tenemos que poner nuestro granito de arena y aportar para que eso cambie y desde luego mi hijo y yo estamos en ello y le ruego que lo tengas en consideración para que aquellos alumnos recojan el fruto de lo sembrado y tengan su merecido.

4) Buenos días, soy Juan Osado García:
El otro día en el partido de mi hijo vi que lo quitó cuando no llegó al corte y nos metieron el gol. Sospecho, y usted me confirmará, que lo quitó del campo por esa situación. Creo que no se ha dado cuenta de que lo que usted hace es culpabilizar a mi hijo, que por supuesto llegó a casa destrozado, diciendo que había sido error suyo. Mira, ser entrenador es más que unas cuantas reglas estratégicas y un cursillo de verano. Hay que tener mucha psicología para trabajar con personas y no caer en cargar culpas ni desacreditar a la gente como has hecho en este caso. Me parece imperdonable tu actitud y no es la primera vez que me llegan comentarios parecidos de los hijos de otros compañeros. Has desmotivado a mi hijo y quiero que ahora lo soluciones. Podemos quedar un día después del entreno. Aprovecho para recomendar desde mi modestia que el sistema que planteas no es bueno y está descompensado. No llega el balón a las bandas. La defensa está muy atrasada. Y hay cierto jugador que ya hablaremos que está descolocado, no cumple y mi hijo podría perfectamente suplirle.

5)
—¿La cuenta, por favor?

—Se la traigo ya.
—Pero ya ya, porque…
—¿Algún problema señor?
—Pues mira, ya que lo preguntas, sí. Aún no me has traído la cuenta, pero me imagino que gratis no es. No se pueden cocinar alubias sin chorizo potente. Y eso lo sabe cualquiera, ¿verdad? Estaba falto de sal, de sabor… Y me ha parecido que le habéis añadido sal al final cuando os habéis dao cuenta.  Y la fritura estaba seca. Pero seca como la mojama. El rebozao no se hace con tanta harina.
—Tomo nota señor, pero entienda también que a veces puede ser una cuestión de gustos.
—¡Ah! ¿Quieres decir que tu gusto está por encima del mío?
—No, señor, para nada.
—Pues es lo que has dicho. ¿Lo ha dicho o lo ha dicho?
—Discúlpeme, señor, siento haberme expresado mal. Le traigo la cuenta.
—Venga, rapidito, que tenemos prisa.
 

viernes, 13 de noviembre de 2015

Sácame de aquí


Sácame de aquí
El niño cielo

—En fin, que estoy harto. Me suicidaría si no fuera porque me da mucha pereza, ¿sabes? No sé. No me imagino ahí… yendo a buscar una pistola. ¿Dónde coño compra uno una pistola? No sé. No sé si soy valiente o cobarde, pero aunque quiero desaparecer de la vida no tengo voluntad para hacerlo. Creo que uno del noventa y ocho escribió algo sobre la voluntad, ¿sabes?; tendré que leerlo. A mi me falla… No sé. ¿Dónde coño compra uno una pistola…? También puedo usar otra cosa, pero es que cuchillos y objetos punzantes te hacen mucho daño y se tarda en morir. A veces incluso llega alguien y te salvan. Bueno, cortarme el cuello puede ser rápido, pero no te deja respirar, ¿sabes? Puede ser una opción dolorosa, sucia, curiosa, dramática. O sea, el aire saldría por la tráquea que queda descubierta, ¿no?, y entonces muero ahogado, aunque respire. ¡Qué irónico! La pistola es más rápida, no falla, duele menos. Bueno, no sé si duele menos porque no lo he probado, pero, no sé por qué, siento que es más rápido, ¿sabes? Y duele menos. Pero ¿dónde coño compro yo una pistola? Es que no me veo ahí… buscando en los barrios conflictivos… No sé. Tendría que ponerme algo así como un chándal mugriento, ¿no? Me cortaría el pelo mal y lo despeinaría. Algo de barba. Uñas sucias. Caminar raro. Siempre he pensado que en estos sitios un andar raro da un toque de distinción y de control, de seguridad, de personalidad. Andaría así, como medio cojeando. Lo que no sé es el barrio. Como no dé el pego me meten un navajazo porque se piensan que soy la poli o llevo un micro. Aunque bien pensado es lo que quiero. Morir. Lo que pasa es que así, tirao en un descampao… Buff. Mi gente se pensaría incluso que era un drogata y tal. Y yo he probado cosas, ¿sabes? Pero de drogata nada. Además que navajazos estaban descartados. Hay otra opción que vi en una película basada en la novela El cliente, no sé si la has leído. Igual la peli se llamaba igual. Un tipo intentaba ahogarse en su coche con los gases del tubo de escape: cómodo, no mancha, pero lento y angustioso… Lo de no mancharme me atrae. Soy un poco obsesivo con eso. Pensar en mucha sangre en mi cuerpo me agobia. Y eso que es solo pensarlo. Me da asquillo… ¡Ah, sí!, y está lo de tirarse a un tren o de un puente. ¡Coño!, ahora que lo pienso está que te cagas. Rápido, más limpio que cortarse el cuello… Mierda, el tren no. ¿Podría provocar un descarrilamiento? Joder, eso no lo sé. Además, que yo no quiero molestar.  El tren tendría que parar y retrasaría a la gente. ¡Y no veas tú ese camino hasta llegar a una zona sin gente, de noche! Da un  poco de yuyu, ¿no? Frío… Esperar que no se retrase… Si se retrasara me pondría nervioso. Imagínate que no pasa por lo que sea, después de estar mentalizándome y tal. Eso pasa, ¿sabes? Yo he perdido autobuses. Y lo de hacerlo de noche tampoco me gusta. Muy lúgubre, ¿no? Muy silencioso. Puede que eso me ponga de los nervios y al final me eche atrás… Y lo de tirarme de un piso parece que sí pero no. Tendría que ser un piso muy alto. Un décimo o así. Ponte entonces a buscarlo, ingéniatelas para que te abran la puerta, sube, busca la ventana del pasillo, rómpela y que no salga nadie al oír el cristal… Y date prisa, porque si sale alguien se acabó el rollo. Si lo hago ha de ser relajado. Solo se muere una vez y quiero hacerlo bien. Recuerdo que un amigo lo intento con 20 años tomándose una caja de pastillas, no sé cuáles. En ese caso tendría que mirar internet para saber cuáles son las mejores, menos dolorosas y efectivas. Imagina que me dan cagalera y las evacúo… Creo que había unas que te dormían. Tengo que buscarlo. Esta parece una buena opción…
—Lo siento pero tenemos que ir cerrando que es tarde. Son 22 euros.
—Ya… Bueno… ¿Me pones la última? Por cierto ¿tú no tendrás una pistola de sobra?