El fútbol no
se toca IX
Eva Tacazo
—Y
¿tú cómo ves lo de la fiesta de Ronaldo y todos estos?
—Yo
qué sé, Remo, digas lo que digas, ¿quién lleva razón? Es hablar por hablar. Es
una cosa de perspectivas.
—De
eso nada. ¡Fue de sinvergüenzas!
—Joer.
—Hombre,
ponerse ahí… a jugar con los sentimientos de una afición, con…
—¿Tú
crees?
—Pero
bueno, ¿es que no te indigna? ¡Si tú eres del Madrid!
—¿Del
Madrid, de El visigótico?¿Qué más da? A mí me parece… acorde con lo que ocurre
hoy.
—No,
si…, ahora te pones rarito, como siempre.
—Rarito
no, lo que pasa es que a mí la historia me ha enseñado, y a ti no; ¿acaso no
recuerdas todo lo que se ha dicho de nosotros? Pues, después de todo, estamos
aquí, ¿no?, y nos habían matao… Bueno, a ti te maté yo, decían… ¿Viste la gala
de los Goya?
—No
me cambies de tema, Rómulo…
—Pero
si no es eso, es que tú ya tienes tu opinión y no te la voy a cambiar… Es más,
no quieres que te la cambie, egódoxa. ¿Para qué voy a esforzarme?
—¿Egoqué?
Claro, es que tú lo sabes todo, el sabio…; tú eres futurólogo, el que ve los
pájaros, ¿verdad?
—Solo
digo que ya me ha pasao otras veces contigo, que nos conocemos ya casi treinta
siglos y que te pones así…, igual que muchos, y ya está.
—Yo
tengo mi propia opinión, diferente a la tuya, ¡eh! Y no consientes en que la
tenga, porque tener mi propia opinión es como si tú fueras un segundón, porque
lo que tú siempre has querido es que yo te siga, que yo te obedeciera
ciegamente. A mí…
—Ala,
pues ya está, tienes razón, lo confieso, hice trampas con lo de los pájaros
porque soy un soberbio esclavista narcisista… ¿Viste Los Goya?
—Ah,
y como no voy a cambiar de opinión, según tú, pues soy idiota, vas y me cambias
de tema como si fuera tonto.
—¿En
qué quedamos?
—¿De
qué?
—¿Idiota
o tonto?
—¡Tu
madre!
—¿Te
refieres a la misma casta y pura que nos parió o a la perra que te dio de
mamar?
—Llevas
más de veinte siglos con esa idiotez de que solo yo mamé de la loba y no te
cansas, y que por eso tú eres el listo y yo el tonto, ¿verdad?
—Yo
creo que tú heredaste la parte belicosa de papá, o sea, poco cerebro… Y no te
hagas la víctima que eso ya no está de moda, eso aburre, atiende a los cambios
históricos, que siempre vas rezagado, que no viste llegar el Renacimiento ni la
Ilustración, y mira que te avisé.
—¿Víctima?
Mira… Está bien, vamos a hacer una cosa. Tú que eres tan listo…
—Gracias.
—Explícame
cómo tengo que opinar.
—Haré
un esfuerzo.
—Gracias,
majestad.
—No
entiendo que tú y tu tribu valoréis el fútbol y a los futbolistas como
deportistas que se deben a una afición, colores, bandera… Son aspectos
irracionales que no se corresponden con la realidad. ¿No recuerdas los
nacionalismos? Es como si pidieras a un trabajador de Google o de Telefónica
obediencia absoluta y ciega a su empresa. ¿Por qué creéis que los futbolistas
son diferentes a ti o cualquiera de tus amigos? Son productos en un mercado de
fichajes y en un mundo en que todo lo mueve exclusivamente el dinero, ni
respetos ni aprecios ni ná. Tanto que decís «mercado» y no os dais cuenta… Son
currantes, como todo el mundo. Tienen horarios, sueldo, vacaciones, contratos…
Lo que pasa es que como veis que cobran algunos, ¡algunos!, 156 veces lo que
vosotros…, os jode y, ¡ala!, a despotricar y a ponerlos verdes. Los tíos han
contratao con antelación músicos, la sala, y lo que sea. ¿Tú crees que iban a
pensar que perderían? Pues no. Han perdido, están tristes, dan la rueda de
prensa como cualquier profesional, y luego desconectan y hacen su vida
personal. O ¿qué quieres, que vayan ya todo el día con caraperro a su casa, y
se sienten en el sofá tristones y sus mujeres les consuelen? Si vosotros
fracasáis en alguna venta de coches y luego tenéis una boda, por ejemplo, ¿qué
pasa? Pues ellos celebraban el cumpleaños de un amigo, y como tienen mucha
pasta lo hacen así, y eso os jode porque querríais estar en esa situación y eso
no ocurrirá nunca, y así descargáis vuestra ira y frustración de manera momentánea.