martes, 24 de mayo de 2016

Mi vida pública


Mi vida pública
La niña lluvia

Camisas, vaqueros, móviles, llaves del coche. Ellos. Camisas, faldas y pantalones, móviles, bolso de mano. Ellas.


—Pues pídeme para mí…, o sea, para nosotros, ¿no…?, tú, dos gin tonics.
—Sí, sí.
—Oye, pos ya que vas…
—¡Ya estamos con el poyaque!
—¿El qué?
—¡Poyaque vas, poyaque estás…!
—¡Hijo, cómo te pones!
—Venga, pues voy yo y ya está.
—No he dicho nada grave, solo que…
—¡Relájate!
—¿Relájate? ¿Relájate…? Pues mira, me pongo como me da la gana.
—Tío, si necesitas ayuda para traer ocho copas nos lo dices…
—¿Te me estás riendo de mi cara en mi cara?
—Si quieres te hago un plano…
—¡Otro con el cachondeo! ¿Qué coño os pasa hoy?
—Dejadlo ya, que parecéis críos.
—Los hombres estos…, que si no mean su territorio no son hombres.
—Pero si vosotras sois iguales.
—O peor.
—¿Qué dices?
—Bueno, ¿vas o no vas?
—¡A que no voy!
—Mira, tía, así con todo. ¡Todos los días! Ya te dije el otro día.
—Así ¿el qué?
—¿El qué? Mira, no quería contarlo hoy pero lo voy a hacer.
—Espera, espera, que saco el Plebiscope, ¡que esto está molando!
—¡Ya ves, tron! De esta nos siguen mil.
¡CONFIDENCIA!
—He conocido a alguien…
—¿Qué?
—…
—Y ¿me lo dices así, delante de todos?
—…
—Podías haber esperado a estar a solas.
—…
—Tú, para de grabar, gilipollas.
—¡Tranqui, tron!
—¿Cómo has podido…? Hemos hablado de esto muchas veces. Quedamos en decírnoslo todo… ¡Tío, te he dicho que no me grabes, sabes que no me gusta!
—Te me relajas, ¿vale…? ¡Hostias, 58…!
—Y ¿quién es el puto afortunado que se ha estado merendado a mi novia?
—Déjalo, ¿vale? No te mortifiques.
—¿Ahora vas a darme consejos tú? ¿Ahora eres tú la moral o qué pasa?
—Tío, no la insultes.
—¿Insultar? De momento no he dicho nada, aunque quizás empiece, así que tú cállate y dedícate a tu piba, no sea que te salga cariñosa como la mía.
—¡Tío, con Silvia no te metas que te meto!
—¡Y tú deja de puto grabar que te tragas mi puño. Ya te lo he dicho 3 veces, dos con educación y esta es una puta amenaza!
—¿Me estás amenazando, mamón? Mira que está grabado… ¡185!
—O sea, que encima no me vas a decir con quién.
—… ¿Quieres saberlo?
—Dímelo.
—No sé si debo…
—Ten la mierda de decírmelo por lo menos…
—…
—¡Me lo debes, joder!
—Joder, ¡qué teatrero!
—¡Tú cállate!
—¡Dios, 470 visitas!
—Me das asco… Me dais asco todos. ¡Enfócame! Eh, los que miráis, sois unos putos fracasados…, os va el morbo…, os sentís vacíos y tenéis que llenar vuestras putas vidas con las de los demás…
—¡No te acerques!
—Ahí, mirando como salidos y viciosos…
—¡1300! ¡Esto huele a récord!
—¡Es… Javi!
—¿Qué?
—Lo que has oído.
—¿No será…?
—¡Tu hermano, joder!
—¡Uhhhhhhhhhhhhhhhh!
—¡Huele a récord!
—¿Mi hermano? ¿Te has tirado a mi hermano, puta destroza matrimonios?
—¡No se lo digas, vale!
—¿Qué no se lo diga?
—¡3700! ¡Síííííííííííííííí!
Rompe un tercio y amenaza con el silicato.
—¡Suelta la puta cámara o te mando al cirujano!
—Espera, tío…
—¡Espera!
—¡Tranquilo!
—¡¡¡Es todo mentira!!!
—¿Qué?

DEUS EX MACHINA: Ponemos precio a nuestra vida, pero ¿cuál es el precio de nuestra vida? ¿El engaño? ¿La muerte? ¿El morbo? ¿El orgullo? ¿El éxito? ¿La competitividad insana? ¿Ser el «mejor»? Ponemos precio también a la vida de los demás. ¿Desde cuándo «no» es «sí»? ¿La enfermedad del yo ha avanzado tanto que percibimos valores y palabras invertidas? La Ilustración derrocó a los tiranos de sangre azul, pero ahora el prójimo es mi tirano. La masa, creyéndose individuo, tiraniza a otros individuos. La masa acecha. La masa cáncer, esa suma de individuos sin individualidad, devora al hombre individual. La masa tirana anhela individualidad, pero al no tenerla en su constituyente biológico pretende alcanzarla usurpando al verdadero individuo. «¡Muerte al individuo porque me agrede su individualidad!» ¿Hasta cuándo este superhombre podrá resistir? ¿Dónde va a refugiarse en su lucha titánica? ¿Su única salvación será degradarse a abandonar su arma, la razón, y aprender a usar las armas de la masa bestia? Podría caer derrotado y la masa ya no tendría antagonista. Muerta la razón que controla a la bestia, esta seguirá teniendo hambre porque es principio insaciable. La próxima digestión será fagocitaria. La masa trituradora rastreará cualquier síntoma atávico y durmiente de individualidad entre sus componentes, y seguirá masticando y aniquilando a «lossuyosenpotenciade» superhombres.
Al final, al monstruo solo le quedará el hambre…