jueves, 11 de febrero de 2016

El gen esclavista


El gen esclavista
Dante


Las estampidas de los pasos del gigante son cada vez más brutas,
el progreso avanza, pero nosotros nos quedaremos atrás.

La carrera es cada vez más violenta, rápida. Competencia perfecta.
Alguien mejor que tú, mejor que yo, mejor que todos nosotros.

Son nuestro enemigo. No es ninguna “inteligencia artificial”.
Es lo nuevo “natural” al extremo de su perfección y posibilidades.

En unas décadas seremos los parias, criaturas arcaicas despreciadas por los perfectos hijos del futuro. Pero no sé si ellos serán humanos, como también dudo de la “conejidad” del conejo fosforescente —que ya, por cierto, existe.

En un futuro muy cercano, los humanos serán tratados como mercancía: pagarás por la inteligencia, la altura y la salud de tu hijo. Será mejor que pagues, aunque te cueste un ojo de la cara. Aligera tu cuenta bancaria, o te quedarás atrás y no podrás competir.

Yo, por mi parte, en cuanto empiece todo esto, me iré a una choza bien apartada allá por Finlandia, Wyoming o El Tíbet. Aún no lo sé. Pero me iré lejos, tengo miedo del futuro.

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