miércoles, 9 de septiembre de 2015

Para un alma de Ébano


Para un alma de Ébano

Miguel Ángel Jiménez-Velasco Candela



¿Qué hizo a la tormenta no volar los cardos?
¿Qué movió al viento a polinizar el veneno en color y forma?
Como un niño muerto en la orilla al amanecer.
¿Cómo un niño muerto en la orilla al amanecer?
¡Como un niño muerto en la orilla al amanecer!

Y ¿qué queda en mi cabeza?
Un agujero negro de pensamientos, un abismo.
Pensamientos oscuros que me roban el sueño.
Mi sueño ya no es mío, no me pertenece mi propio sueño.
El dueño es el quebradero de cabeza.
Quebradero que inunda mis adentros.
Me invade de oreja a oreja recorriendo mis recovecos,
ennegreciendo de cinismo mis esperanzas,
ocultando el Sol del calor humano a mis semejantes.

A un niño le han arrebatado el Sol, y a mí…
a mí me lo han oscurecido.
Y aun así, cada día se muere una y otra vez nuestra estrella querida.
Y aun así, cada día, el cielo sabe más a tormenta y negrura.
Supongo que alguien
tendrá una linterna…




Que la playa no te lleve…
El niño cielo

Cuando machacamos la belleza de ébano siria…,  ¿en qué momento nos torcimos? Cuando las aguas tienen que llevarse una flor rota…, ¿en qué momento nos torcimos? ¿En qué momento perdimos el alma cuando hacemos de las flores y los árboles ceniza?
Seguro que hubo un  momento en que no había fronteras dibujadas en esta tierra de estúpidos colores. Seguro que hubo un momento en que no se miraban los colores.
En ese momento se miraba la flor, se olía la flor, se veía su vida...
Luego llegó un momento en que lo jodimos todo, en que las flores ya no respiraban, en que las flores ya no servían, así que las convertimos en negro humo. Y eso es lo que hemos respirado durante años: negro humo, negra alma. Y ahora negros como somos sólo vemos lo negro, solo vemos la muerte, y sólo hacemos muerte.
Y no nos avergüenza.
Fue cuando empezó el tiempo del mercado.
Empezó la borrachera del animal. Y el animal se comió a la persona y la cosa desplazó a la persona… La cosa creó otras cosas. Y la flor tenía que morir en un rincón oscuro, cerrado por llave animal.
Fue cuando las negras manos servían para romper. Y estuvimos rompiendo hasta hoy, cuando las negras manos asesinas entierran una flor viva.
Me gustaría que las lágrimas que llueven ahora mismo en mi mano pudieran devolver el alma a esa flor, a ese camino de flores sirias que están respirando ciegas mientras almas negras le empujan, le rompen, le condenan a ese rincón oscuro cerrado por llave animal.
Me gustaría que el tiempo del mercado acabara. Me gustaría que pudiéramos oler la flor otra vez. Me gustaría que el aire se llevara el humo negro. Me gustaría que la playa trajera vida, y no al revés. Me gustaría que el tiempo supiera volver.
 

2 comentarios:

  1. Poesia,música, maestria y dolor….siempre es un placer leerte.

    Fdo: Raquel

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  2. Poesia, música, maestria y dolor..siempre es un placer leerte.

    Raquel

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