jueves, 30 de octubre de 2014

El nuevo juguete


El nuevo juguete
Díptero impertinente y El niño cielo

Mesa larga, roble, interfonos, pantalla.
Traje y corbata, maletín, barriga, afeitado al ras, colonia barata, papeles… Intenso, memorietas, sonrisa espléndida y tierna, muy ensayada:
—¡Buenos días, señores!
Sillas cómodas, piel.
Traje, corbata, reloj de oro, tres móviles, llaves del coche, barriga. Despreocupado, egódoxa.
—Ya estamos todos, Miguel Ángel. Ponnos al día.
—Enseguida, señor Fraguas. Organizo y empiezo.
Traje en dos colores, corbata con brillo, reloj bañado, dos móviles y una Tablet último modelo:
—Falta Félix, que está en la puerta. ¿Le hago pasar?
—Sí. Cuanto antes…, ¡que tengo la agenda que tira humo!
—¿Qué te dije, Miguel Ángel? ¡Trabajo hasta arriba lleva el señor Fraguas!
—Me hago cargo.
Por la puerta. A la silla. Vivaz, adivino, casi mágico, expeditivo, currela y resilente.
—Buenos días.
—¿Qué tal?
—Félix es nuestro Gestor de recursos.
—Excelente. Pues empezamos ya… Bueno, pues como le comenté a Agustín, que ya salió en el BOE en marzo, la nueva normativa ofrece la posibilidad de invertir en cursos de diseño de la mejora cualitativa. Nuestra oferta requiere mi visita, supervisión y organización durante un año formacional laboral, que mejora a los empleados, el rendimiento y la productividad, y tres años más de recopilación de datos informacionales directos de ordenación inclusiva, con el correspondiente título de Gestión Administrativo-Empresarial De Implementación Cualitativa, el GAEDIC.
—Brillante.
—Admirable presentación, Miguel Ángel. Señor Fraguas, ya se lo dije. Es lo último en inversión de mejora. Se está desarrollando en EEUU.
—Y más. Ahora mismo copamos y abarcamos Argentina, Croacia, Islas Feroe…, por poner ejemplos mundiales. La última empresa que visité ayer mismo para el cierre a 5 años aumentó su productividad de un 25% a un 85%, y manteniéndose. En breve no habrá empresa que no gestione a través del paradigma GAEDIC.
—Bueno, con su permiso, yo todavía no lo he entendido totalmente. ¿Puede especificar?
—Félix no le interrumpas.
—…
—No, no pasa nada. Sí… Las especificaciones no puedo desarrollarlas porque estaríamos aquí hasta las tres, y de hecho se desarrollan durante el curso que para eso está, pero puedo adelantar el formato si lo necesita.
—Lo necesito.
—Félix, por favor, que para eso está el curso.
—Es que el que lo tiene que procesar y transmitir a nuestros empleados, con lo que eso supone, soy yo. Si no me queda claro…
—Félix es un talento…, ¿cómo diría yo? ¡Es nuestro talento!
—Sí, es nuestro talento.
—Él vela por mis, nuestros intereses. Y lo hace bien, todo hay que decirlo. A cada cual lo suyo.
—A cada uno lo que merece.
—Sin embargo, Félix, recuerda mi agenda…
—Recuérdalo, Félix…
—Ya. Por supuesto que la recuerdo, señor Fraguas, pero… Yo solo…, en fin, que no lo he entendido. ¡O sí! Es que me ha parecido el mismo perro con distinto collar.
Traje y corbata, maletín, barriga, afeitado al ras, colonia barata, papeles… Intenso, memorieta, menos sonrisa y algo despreciable también.
—¿Cómo?
—No sé. A ver: hace siete años nos embarcamos en el Sistema de Administración Por Procesos Coyunturales, ¿lo conoce?
—Sí, lo recuerdo. No es nuestro, quede claro. Aquello fue un fracaso y se veía a la legua. Nosotros
—Ya pero quiero decir que la base era la inversión de recursos en Coyunturas. Fallos o debilidades, aciertos o fortalezas, coyuntura directiva, coyuntura deictiva y coyuntura trasplacional. ¿Lo recuerda usted también?
—Sí, sí. Ya le digo que
—Aquello no sirvió de nada. Quiero decir que, tras mucho tiempo dedicado y tal, no lo pusimos realmente en práctica y hace 1 año lo abandonamos. Además, luego cambiaron la legislación y
—Ya pero ahí no entramos nosotros que...
—Y quince años antes, ¡eh!, yo llevaba apenas dos años aquí, tuvimos la Ley de Procesos de Inventiva Proyectiva. Y esa sí era suya…
—Bueno, era nuestra pero yo no estaba allí por aquel entonces. Yo llegué en el...
—Da igual. Eso da igual. Aquello de la proyección de las Inteligencias y la direccionalidad con predatos y tal yo lo vi ya un bizcochito y mire dónde quedó.
—Pues, mire, Félix, lleva usted razón, lo admito. Aquello fue una desbandada de cuervos que nos dejó out, a nosotros y a EEUU y demás. Pero déjeme que le diga una cosa como estudioso del tema: la idea era buena, buenísima, pero hay circunstancias que ocurrieron, y ustedes saben a qué me refiero, que no permitieron al plan despegar.
—Claro.
—Y tan claro. Félix, como se suele decir, tú acababas de llegar, hombre.
—…
—Por cierto, caballeros, ya que esto se está alargando…, ¿nos tomamos un café?
—Ah, pues sí, vi una máquina en la puerta antes de llegar y dije luego cuando salga…
—No, no. De esa no. Espere.
Interfono. Botón.
—Suárez, tráigame el café en grano de mi despacho… ¡Este me lo traen de Manizales, Colombia! Y va con una máquina especial que
—Señor Fraguas, ¿dónde se lo dejo?
Café y máquina cromada brillantísima, ¡un espejo!
—Aquí, aquí encima. A ver, ¿cómo se ponía esto? Sí, era por aquí. No, esto no… A ver… Félix, ¿te acuerdas tú?
—Por supuesto. ¿Cuatro tazas?
—Si tú tomas entonces cuatro.
—Como le decía, Félix, las mejoras después de todos estos años de estudio son efectivas. Buscamos la eficiencia del empleado, de la gestión y la productividad.
—Productividad es eficiencia.
—No si no tiene usted cronogramas.
—¿Cómo?
Sonrisa espléndida y tierna, muy ensayada:
—Claro. Ya sabía yo que el nombre le iba a resultar interesante. Pero es un adelanto, no puedo profundizar mucho. En EEUU nos dimos cuenta de que el tiempo es oro.
—Oiga, eso lo sabe mi abuela.
—Déjale acabar, Félix.
—Félix, por favor, déjale acabar, a lo mejor aprendes algo.
—Gracias. Decía que el tiempo es un recurso muy valioso al que no prestamos suficiente atención. Creemos que más tiempo es mejor trabajo. Eso no es así.
—Ya lo sé. Aquí gestionamos el tiempo. Yo mismo me encargo.
—Sí, pero ¿en base a qué? ¡Eh!
—Pues nosotros
—¡Ahhhh, esa es la cosa! Para eso tiene usted los cronogramas. Y cada cronograma es un medidor, un dato, un indicador que nos permitirá hacer un balance final. Por ejemplo, ¿ustedes saben ya cuánto dedica cada empleado a su tarea? Y lo pregunto con exactitud matemática.
—Matemática, matemática no, es que
—Ahhh, ¿ves, Félix?
—Sí, ¿ves? ¿Es que no estudiaste matemáticas? Pues son para aplicarlas.
—O sea, hay que hacer un cronograma, un medidor del tiempo exacto de cada tarea de cada trabajador. Y ¿para qué exactamente?
—Para saber matemáticamente cómo rinden y si se puede mejorar su rendimiento.
—Ya veo. Quiere decir que si un empleado utiliza treinta minutos para descansar y almuerza, y le sobran once minutos, por ejemplo, ¿debo reducirle el tiempo de descanso que no utiliza? O, si necesitan ir a mear, ¿acaso hay un número determinado de meadas?
—¡¡Félix!!
—…
—Bueno, nosotros ofrecemos la captura de datos en base a una organización eficaz de recursos, entre ellos el tiempo, pero no vamos a decirle qué debe hacer usted con el empleado porque esas son decisiones internas, como usted comprenderá y nosotros no somos nadie para intervenir. Nosotros señalamos. Pero algo va pillando, ¿lo ve? Los estudios médicos y estadísticos determinan que, si una persona no bebe más de un vaso de agua en 4 horas, una sola meada de 39 segundos, +-5, es más que suficiente, lo cual además ayuda a mantener el control de esfínteres, que para la vejez es ideal. Y si van más veces ya es cosa de vicio. Y todo esto sin hablarle de las tres ces y las cinco emes.
—¿Las tres ces…? Ya… Bueno, señor Fraguas, yo creo que no necesito escuchar más y el señor Miguel Ángel tampoco está por la labor…
—…
—Así que yo creo que esto no sirve de nada, es otro programa engañabobos sacadineros vendehúmos. Podría poner mil ejemplos de esto en la vida diaria: telefonía, coches, electrodomésticos...
—Bueno, bueno, Félix. Es suficiente, que te aceleras.
—Eso, queeeeeee te pones como una moto y…
Ha perdido visión. Pero ha ganado resilencia.
—Yo solo doy mi opinión. Es para lo que me pedisteis que asistiera. «Escucha y danos tu opinión», y eso he hecho.
—Por supuesto, Félix, para eso te llamamos. Y ahora ya tomo yo la decisión. Me entiendes por dónde voy, ¿no?
Menos mágico, menos expeditivo, menos vivaz.
—Sí, sí, señor Fraguas.
Tres horas más tarde, cafetería El reducto.
—¿Qué pasa, Félix?
—Aquí andamos, y ¿tú qué?
—Limpiando, ya ves.
—Te veo un poco… abatible.
—Es que me ha llegao una carta con la nueva Normativa Tributaria de Implementos Estancos De Estimación Objetiva Directa.
—Y ¿eso?
—Lo mismo que los módulos aquellos de los 90, ¿te suenan?, pues con otro nombre. Total, a pagar más. ¿Te pongo un café?
—No, no, café no, que me va a indigestar hoy.
—Pues yo me voy a poner uno con tu permiso.
—No, hombre, Aristóteles, no te lo tomes, que te amarga. Saca para los dos un anisete, que hoy juega el Getafe. ¡Celebrémoslo!


1 comentario:

  1. ¡Hay que ver para creer! Excelente retrato del día a día de muchas empresas (la mía también) metidas en los vericuetos del palabrerío inútil y de presuntas nuevas técnicas/tácticas/procedimientos, que permiten a los "espabilados" vivir a costa de los demás.
    ¡Cómo te entiendo, Félix!

    ResponderEliminar